Quieren volver a concesionarlo como complejo turístico. La comunidad indígena pide un "comanejo".
Por: Sibila Camps
ANCESTRAL. LAS RUINAS DE LOS QUILMES SON EL ASENTAMIENTO PREHISPANICO MAS EXTENSO DEL TERRITORIO ARGENTINO.
La recuperación por parte de la provincia de Tucumán de las imponentes ruinas de la ciudadela de los quilmes, en los Valles Calchaquíes, ha abierto un intenso debate sobre el futuro del sitio arqueológico. El Ente Tucumán Turismo pretende volver a concesionar el complejo -incluye un cuestionado y lujoso hotel- y la Comunidad Indígena Quilmes reclama el "comanejo".Se trata del asentamiento prehispánico más extenso del territorio argentino. Fue también el último y heroico reducto de la resistencia indígena. En 1716, a los descendientes de los pocos sobrevivientes, la corona española les otorgó un título reconociendo su territorio. Pero nunca les valió en tiempos de la República, y en 1977 era un terrateniente el dueño a quien el general Bussi, en tanto gobernador de facto, pagó por la expropiación de 206 hectáreas.Entre 1978 y 1981, Norberto Pellisero y Horacio Difrieri reconstruyeron la ciudadela principal. "Hubo muchas protestas del resto de los arqueólogos -observa la directora del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tucumán, Alejandra Constange-. No se hizo investigación previa, ni mapeo, ni registro de lo hecho, ni inventario de las piezas extraídas".No fue lo peor. En 1992, la provincia entregó la explotación del Complejo Ruinas de Quilmes (sic) al empresario Héctor Cruz, por diez años y por un canon mensual de apenas 110 pesos.
Por: Sibila Camps
ANCESTRAL. LAS RUINAS DE LOS QUILMES SON EL ASENTAMIENTO PREHISPANICO MAS EXTENSO DEL TERRITORIO ARGENTINO.
La recuperación por parte de la provincia de Tucumán de las imponentes ruinas de la ciudadela de los quilmes, en los Valles Calchaquíes, ha abierto un intenso debate sobre el futuro del sitio arqueológico. El Ente Tucumán Turismo pretende volver a concesionar el complejo -incluye un cuestionado y lujoso hotel- y la Comunidad Indígena Quilmes reclama el "comanejo".Se trata del asentamiento prehispánico más extenso del territorio argentino. Fue también el último y heroico reducto de la resistencia indígena. En 1716, a los descendientes de los pocos sobrevivientes, la corona española les otorgó un título reconociendo su territorio. Pero nunca les valió en tiempos de la República, y en 1977 era un terrateniente el dueño a quien el general Bussi, en tanto gobernador de facto, pagó por la expropiación de 206 hectáreas.Entre 1978 y 1981, Norberto Pellisero y Horacio Difrieri reconstruyeron la ciudadela principal. "Hubo muchas protestas del resto de los arqueólogos -observa la directora del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tucumán, Alejandra Constange-. No se hizo investigación previa, ni mapeo, ni registro de lo hecho, ni inventario de las piezas extraídas".No fue lo peor. En 1992, la provincia entregó la explotación del Complejo Ruinas de Quilmes (sic) al empresario Héctor Cruz, por diez años y por un canon mensual de apenas 110 pesos.
El despropósito de concesionar un sitio arqueológico y su museo fue superado por la construcción de un hotel, una confitería y una piscina sobre los restos del antiguo cementerio indígena.El edificio de 41 habitaciones espaciosas, con estilo y diseños indígenas, cuenta con restaurante con cocina regional e internacional. A 88 dólares la habitación doble, recibía contingentes de turistas extranjeros. Además, el empresario cobraba 5 pesos por la visita a las ruinas.En 2002, vencida la concesión y sin haberse pagado los cánones, la provincia intentó varias veces recuperar el "complejo".
La Comunidad Indígena Quilmes (CIQ) apoyó con presentaciones judiciales; Cruz recurrió a otras para quedarse. Hasta que el 28 de noviembre, la CIQ cortó el acceso al sitio y al hotel.Se trata de unas 600 familias, distribuidas en 14 comunidades de base al oeste del río Santa María. Allí estuvieron siempre, desde hace siglos, y ahora reclaman ser parte activa de su Ciudad Sagrada, como la llaman. "Somos herederos de ese patrimonio -explica a Clarín Delfín Gerónimo, miembro del consejo de los quilmes-. No hay un plan de manejo con aportes técnicos, ni caminería, ni estudio de impacto del turismo, ni inversiones. Queremos que parte del dinero vaya a un fondo para la conservación del sitio"."Los quilmes no lo plantean como un negocio, sino que tiene un valor simbólico muy importante: ahí están sus abuelos", explica la doctora Constan ge.
El Instituto de Arqueología a su cargo, junto con la Universidad de Buenos Aires, el Ente Tucumán Cultura y el INAI, asesoran a la comunidad. La mesa de diálogo se completa con el Ente Tucumán Turismo.Finalmente, el jueves último, Turismo desalojó a Cruz. Su abogado anunció acciones legales: afirma que el hotel le pertenece. "El inmueble es del Estado y Cruz lo construyó con una ley de financiamiento", afirmó a Clarín el vicepresidente del Ente, Jorge Luis Feijóo."Empezamos un inventario hace tres semanas, y esperamos poder rehabilitar el sitio y el museo cuanto antes", prometió Feijóo. En cuanto al reclamo de los quilmes, "puede tener una solución el museo, otra el sitio, otra el hotel, o estar integrados".
La agenda está en blanco pero Gerónimo dice que "la provincia tiene su idea de cómo manejar el sitio, nosotros tenemos la nuestra y nos respaldamos en nuestros derechos. Va a ser una larga discusión".