6/6/08

Álvaro García Linera: «Evo simboliza el quiebre de un imaginario restringido a la subalternidad de los indigenas" (1º Parte)

Además de vicepresidente y “copiloto” de Evo Morales, Álvaro García Linera es uno de los intelectuales más destacados de Bolivia, lo que locoloca inmediatamente en el lugar de intérprete del complejo proceso político y social que vive el país. Alguna vez, él mismo se definió como el“intermediario” entre los indígenas y las clases medias urbanas, en favor de una renovada alianza de clases cuya condición de posibilidad es el conocimientomutuo en un país “abigarrado” –y con escaso grado de autoconocimiento–como Bolivia. Para muchos, la riqueza del actual momentode la historia de esta nación andino-amazónica se vincula con la masiva participación de las organizaciones indígenas, campesinas y vecinales enla definición de los asuntos políticos, históricamente manejados “desde arriba” por una pequeña elite. No obstante, como lo destaca con precisiónsociológica y cierto eclecticismo teórico García Linera, el camino no es fácil y los movimientos sociales están lejos de las fórmulas idealizadas dequienes buscan en los indígenas cosmovisiones no contaminadas por el capitalismo o se entusiasman con la potencia de una “multitud” etérea ycasi nunca definida. Cuestiones más prosaicas, como el patrimonialismo, los constantes repliegues particularistas y la falta de cuadros político-administrativos,aparecen como los límites de la original, pero no menos incierta,“revolución democrática cultural”, como desde el gobierno definenal nuevo rumbo que vive Bolivia desde enero de 2006, cuando llegó al sillón presidencial el primer presidente indígena de la historia boliviana, eldirigente cocalero Evo Morales Ayma.

El actual vicepresidente nació en una familia mestiza de clase media en Cochabamba en 1962, inició su experiencia en la políticade oposición bajo la dictadura de Hugo Banzer (1971-1978), y como estudiante de matemática en la Universidad Autónoma de México se involucróen las campañas de solidaridad con Centroamérica. Un caso poco común en la intelectualidad boliviana, nunca militó en la izquierda tradicional, con laque polemizó en sus análisis, que fueron parte de los insumos ideológicos del Ejército Guerrillero Tupak Katari, un intento por generar una insurrecciónindígena compartido con Felipe Quispe. De esas épocas son sus libros Crítica de la nación y la nación crítica (1989) y De demonios escondidos ymomentos de revolución (1991), que aparecen firmados bajo el nombre de guerra Qananchiri (“aquel que clarifica las cosas”, en aymara).

Luego vendrían cinco años de cárcel durante los que se acercó a la sociología como autodidacta tenaz. Al salir de prisión, ingresó como docente de sociologíaen la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz y participó de la fundación del grupo de intelectuales críticos Comuna, en la Paz, cuya producciónacompañó la evolución de los movimientos sociales.

Uno de sus textos más innovadores para entender las transformaciones en las formas de agregaciónpolítica y social producto de las reformas neoliberales desde mediados de los años ochenta es “Sindicato, multitud y comunidad”, publicado en el libro colectivo Tiempos de rebelión (2001), que marca su “momento” autonomista,con cierta influencia del teórico italiano Antonio Negri, además de su referente más permanente, el sociólogo francés Pierre Bourdieu.

Con su llegada a la vicepresidencia, sin haberse quitadoel traje de sociólogo, el vicepresidente boliviano continúa una tradición boliviana –y latinoamericana– de intelectuales que pasaron, con éxito desigual,de las “armas de la crítica” a la “crítica de las armas” para transformar una realidad que, en el caso boliviano, fue moldeada por la incapacidad de sus elitespara construir una nación incluyente y un proyecto de país compartido.

La primera pregunta es si podría realizar unprimer balance de lo que cambió en este año y medio en Bolivia desde la llegada de Evo Morales,y qué queda pendiente en la agenda política del gobierno.

Podemos ver el cambio en diferentes ámbitos. En el ámbito económicoestructural la transformación más importante tiene que ver con el nuevo papel que tiene hoy el Estado boliviano en el control, la generación y lautilización del excedente. Nosotros recibimos un Estado sin una sola empresa,porque todas las empresas públicas habían sido transferidas al sector privado en el marco de lo que se denominó neoliberalismo. Y, en algo más de un año, el Estado boliviano ha comenzado a intervenir abierta ydirectamente en la producción y el control de la riqueza. En hidrocarburos, a través de YPFB, que no solamente se ha convertido en un regulador decontratos, sino que se transformó en propietaria de todo el gas que posee Bolivia mediante el decreto de nacionalización. Es YPFB quien define losprecios, los volúmenes y los lugares de distribución. Es el Estado el que establece los costos de producción y las utilidades de las empresas privadasque explotan el gas. Así, el Estado boliviano ha pasado de controlar del 6 o 7% al 19% del Producto Interno Bruto (PIB). Nuestro objetivo es llegar al30%. En minería también se está afianzando la presencia del Estado, sobre todo en Huanuni, donde está la principal empresa minera con el proletariadomás numeroso, 5.000 obreros de un total de 10.000 mineros. En los siguientes meses asumiremos el control de las telecomunicaciones y elEstado emprenderá la construcción de tres o cuatro fábricas: de papel, de cemento, plantas separadoras de gas, posiblemente una fábrica de refinamientode plástico. También se está trabajando en la construcción de una nueva línea aérea estatal [en reemplazo del Lloyd Aéreo Boliviano que seencuentra al borde de la quiebra y dejó de volar]. Ese es el primer núcleo de ruptura con el viejo régimen y la puerta para avanzar hacia un posneoliberalismo.Un Estado productor, controlador de la mayor parte del PIB; hoy el Estado es el actor económico más importante del país, por encima decualquier empresa. Hace un año teníamos como actores importantes a las empresas extranjeras, hoy es el Estado.Un segundo elemento de cambio económico es el desarrollo de procesos de modernización de las economías familiares microempresarialesy artesanales urbanas, y de las economías campesinas comunitarias. Todo esto engarza con lo primero. Si el Estado es el principalgenerador de riquezas, debe comenzar a transferir recursos y tecnología hacia los sectores microempresariales y campesinos. Ahí, este proyecto sedistancia del desarrollismo que predominó en los años cuarenta y cincuenta, según el cual todos debían convertirse en obreros o burgueses. Acá estamosimaginando una modernización pluralista, con renovación tecnológica, especialización y diversificación, acceso a mercados, provisión de servicios,pero dentro de la propia lógica microempresarial y campesina comunitaria. Hay tres modernizaciones en paralelo, mientras que el desarrollismo cepalinoimpulsaba una sola vía de modernización.

¿Cuáles son esas tres líneas de modernización y qué mecanismos hay para impulsar cada una de ellas?

La moderna industrial, la microempresarial artesanal urbana y la campesina comunitaria rural. En ese marco estamos potenciando la introducción detecnología productiva en el área rural, como los tractores, para remover la base arcaica de la economía campesina tradicional, aún sostenida en elarado egipcio del siglo XVI. Y en el caso de la microempresa hay un programa muy fuerte de créditos para renovación de tecnología y capital deoperación, incluido el Banco de Desarrollo Productivo, que es un banco de segundo piso. En un año repartimos unos 800 tractores con equipamientoadecuado para los distintos tipos de suelos. Buena parte de los recursos de la cooperación externa los estamos dirigiendo hacia estos sectores. Tenemosmuy clara esta lógica de las tres modernidades, parafraseando a Mao Tse Tung, mediante la transferencia de excedentes del Estado.

¿Y qué cambios ha habido en el registro políticoculturalen este primer período?

En el ámbito político-cultural hay una imagen que creo que resume lo que está significando el nuevo gobierno.Evo va a la localidad de Pocoata y le pregunta a uno de los niños si ha recibido el bono Juancito Pinto [25 dólaresanuales contra la deserción escolar] y qué va a hacer con el dinero. El niño respondió con una contundencia feroz:“me voy a preparar para ser como vos”. Para mí esto resume lo que ha pasado en este país. Los indígenas,que se proyectaban como campesinos, a lo mejor, en un exceso de movilidad social, comoalbañiles o cabos de la policía, hoy se proyectan en todos los niveles de mando de Bolivia. Esta es la revolución simbólica más importante quehaya ocurrido desde los tiempos de Túpak Katari [1782] o desde Zárate Willka [1899]. Es una revuelta simbólica en las mentes y las percepcionesde las personas, mucho más visible en el significado que tiene Evo Morales en las concentraciones indígenas. Es muy distinto que cuando Evo va al Chapare [región cocalera de Cochabamba]; es impresionante lo que pasa ahí, no tiene explicación clásica, el tipo de adhesión, apego y sostenimientohistórico que le dan, los niños, los jóvenes, las abuelas…

Evo simboliza el quiebre de un imaginario y un horizonte de posibilidades restringido a la subalternidadde los indígenas. Estos elementos se traducen, en el nivel más administrativo, en una lenta pero visible multiculturalizacióndel Estado, que ya se venía dando con la masiva presencia de los indígenas en el Parlamento desde 2002, ahora mucho más acentuada, no solamente de nuestrolado sino del lado de la oposición, que debió indianizar su discurso y sus candidaturas a diputaciones y a constituyentes para adecuarse al temperamento de la época. También es visible en la presencia de líderes indígenas en distintos niveles de la administración pública, aunque todavía no en el porcentaje que deseamos. Pero esas limitaciones a un mayor acceso de indígenas a la gestión pública han logrado ser compensadas parcialmente por el filtro de los movimientos sociales en la selección de funcionarios públicos.En el fondo, este lío de los avales1 es un filtro de las organizaciones socialesen el nombramiento de funcionarios públicos, aunque, en este caso, se da de forma tergiversada. Tú veías a personas con doctorados, de clase media,teniendo que recoger firmas de organizaciones sociales para competir por un puesto en la administración pública.

Usted habló de la tarea de recuperar las capacidades políticas y económicas del Estado,de dotarlo de capacidades institucionales. ¿Esto implica una clausura del Estado patrimonialista que predominó en Bolivia y que fue reforzado durante los noventa, a través de las políticas privatizadoras?

Creo que el Estado patrimonialista ha sido una herencia y un continuum en la historia republicana boliviana. Visto como la transferencia al sector privadode riquezas públicas sí se está acabando. Pero hay otra acepción del término patrimonialismo. Las riquezas públicas son “pinchadas” en beneficio personal,hay una subordinación de lo público al interés familiar, al interés de un grupo de personas. Esa ha sido una característica de la vida republicana de este país,que ha hecho del Estado boliviano un Estado de parte, de un segmento, de un pedazo de la sociedad. La versión más grotesca fue, sin duda, el neoliberalismo,pero era una tendencia que operó, incluso, bajo el capitalismo de Estado. El aprovechamiento privado de recursos que son de todos y de nadie.Este nivel, que no refiere a la propiedad de los recursos, sino a la lógica de su direccionalidad, es mucho más difícil de desmontar, porque permea incluso alos sectores populares que ahora están accediendo a la función pública. Los avales o el “peguismo”2 constituyen el ejemplo másclaro: “he apoyado, he hecho propaganda, he hecho campaña, ¿por qué no tengo un cargo?”. Hoy el patrimonialismo es más “democrático”, comienza asocializarse, ya no es un privilegio de casta reducido al color de piel, el apellido o la herencia familiar, sino que es asumido como un derecho de todos,pero no deja de ser patrimonialismo popular. Esto es complicado porque, con quiebres, habla de una continuidad que no ha podido ser superada.Para nosotros, el Estado debería articular y cabalgar sobre intereses generales de la sociedad, con un núcleo articulador, y la lógica patrimonialista,incluso popular, conspira contra este objetivo.

¿Eso quiere decir que esta lógica patrimonial también está incorporada o naturalizada en los movimientos sociales?
Yo no diría en los movimientos sociales en general, sino en los movimientos sociales en sus momentos de repliegue corporativo parcial, que es lo queestamos viviendo hoy. Pasado el ciclo de las grandes movilizaciones, observamos un repliegue de la acción colectiva de parte de las elites dirigencialesy de parte de los actores hacia estrategias y proyectos corporativos, individuales y familiares. ¿Cómo desmontar eso? Es muy complicado, porque poruna parte te apoyas en los momentos de auge de la acción colectiva donde los movimientos sociales proyectan un horizonte de transformación común:“el gas es de todos los bolivianos”, una lógica de reapropiación general; pero pasado ese pico comienza a razonarse: “si el gas es de todos, por qué nome toca nada a mí, si yo he peleado, he luchado”. Entonces, para desmontar eso, por un lado nos apoyamos en esos picos de la acción colectiva. Ensegundo lugar, es necesario sancionar drásticamente estos desbordes de patrimonialismo plebeyo y no plebeyo en el Estado; tercero, estamos implementandouna serie de reflexiones políticas, para debatir públicamente la lógica de acción, la ética del funcionario público, que es un poco lo que haceEvo, “¿Para qué hemos venido? Para servir y no para beneficiarnos”. Y cuarto,la instalación, lo más pronto posible, de nuestro instituto multicultural deadministración pública, para ir formando un conjunto de funcionarios en la lógica de la gestión de lo público en función del interés general. Una escueladonde indígenas y no indígenas tengan las mismas oportunidades.Este es el primer gobierno que, en siglos, se preocupa por la construcción de un Estado en el sentido weberiano y hegeliano deltérmino, como representación de la voluntad y los intereses generales de la sociedad. Quisiéramos una burocracia virtuosa pero, fundamentalmente,la continuación por otros medios de los proyectos político-éticos fundamentales del movimiento social en sus etapas de movilización, cuandose definen horizontes generales del país. Pero reconozco que es un tema muy complicado.

Usted afirma que en Bolivia hubo una revolución simbólica acerca de la manera en que los indígenas piensan su lugar en la sociedad. Esto espor sí mismo un hecho extraordinario pero, más allá de esta revolución simbólica, hay una crítica que circula bastante, de intelectuales y ciertasorganizaciones, que afirma que este no es un gobierno verdaderamente indígena, que hay un “entorno blancoide” de Evo Morales. ¿Usted creeque esta crítica está ligada al patrimonialismo plebeyo, o bien responde a otras razones?

Primero: la naturaleza social de un gobierno no se mide por el número de personas de ese grupo social que hay en ese gobierno… un gobierno burgués no se midepor el número de burgueses. Cuidado con asociar así; esto en la izquierda fue parte de un debate muy intenso en los años cuarenta y cincuenta. La naturaleza social deun gobierno debe medirse con otros parámetros, como el cumplimiento de un conjunto de acciones, de proyectos.
Debemos preguntarnos cuál es el proyecto indígena y, en virtud de ello, verificar en qué medida el gobierno está cumpliendocon ese proyecto. Ahí los elementos son muy claros respecto de la profunda carga indígena y campesina de este gobierno, no solamente enla simbología, en los tiempos de trabajo, sino, fundamentalmente, en la forma de redireccionamiento de los recursos. Los programas estrella dela gestión Evo apuntan a potenciar y reforzar economías, medios y servicios de sectores indígenas y campesinos; los propios empresarios lo han notado y permanentementenos enrostran eso: salud, lucha contra el analfabetismo, centros de Internet, mecanización del agro, bono Juancito Pinto y las leyes más importantes,como la de educación o reconducción comunitaria de la reforma agraria. Hasta los obreros se quejan de eso.
Es una lectura simplista decir que porque aún hay pocos indígenas no es un gobierno indígena. Un investigador serio podría revelar el hecho sociológicode lo que está pasando en el gobierno: la ausencia de más cuadros indígenas no tiene que ver con el rechazo a su presencia sino con la ausencia de postulantes y las limitacionesen las competencias estatales de muchos postulantes indígenas o campesinos. Eso tiene una explicación sociológica y educativa. Cuando uno se pone a ver cómoestán distribuidas las carreras universitarias, se observa una segmentación étnica de las carreras. Desde el momento que te pones a buscar ingenieros petroleros, agrónomos,economistas… vas a encontrar poquísimos cuadros indígenas. La mayoría, en el actual proceso de popularización de la universidad,se ha dirigido a las ciencias sociales, derecho… y las ciencias duras, que se necesitan en los ministerios de Hacienda, Hidrocarburos, Minería, siguen enun entorno mucho más mestizo. Eso ya lo señaló Bourdieu en la teoría de la reproducción, son mecanismos de reproducción silenciosa de la dominación; elingreso de los sectores populares al mundo académico no ha logrado una real igualación de oportunidades, lo estudió Bourdieu para Francia y se da aquí. Ahíse enmarca el reclamo de Evo a los profesores rurales: “Exijo que les enseñen matemática, física, química, a nuestros hermanos”. En el campo no se enseñanesas asignaturas, basta con saber leer, escribir y aprobar cívica e historia para graduarse. Es un problema estructural del Estado, se han ido creando las condicionespara que de manera “normal” los alumnos provenientes del campo elijan carreras sociales. No es un problema de entornos ni de maldad comocreen, simplificando la realidad, algunos compañeros indigenistas.

Pero ya que citó a Bourdieu, uno podría decir que el modelo de profesional o funcionario competente que usted presenta puede ser leído en términos de “violencia simbólica” de la cultura dominante haciala cultura subalterna, la de los pueblos indígenas. O sea, que este modelo podría ser visto como una política que atenta contra la cosmovisión e identidad de los pueblos indígenas. Por otro lado,cuando uno escucha los discursos indigenistas, se advierte que hay una fuerte afirmación acerca de una cosmovisión alternativa, que se traduce por parámetros propios en lo cultural, en lopolítico, en lo económico. ¿Cómo se concilia esta supuesta demanda “universalista” expresada en la necesidad de contar con profesionales-funcionarios con la de un Estado multicultural, que se proponeintegrar cosmovisiones diversas?
Antes que nada quiero aclarar que no se trata de un problema de competencias, sino de limitación al acceso, al control o conocimiento de competencias estatales. Aquí ha habido un proceso de formación desde la escuela hasta la universidad que ha reproducido silenciosa y estructuralmente lasdesigualdades en el plano educativo. Pero respecto de la segunda pregunta, aquí yo sería un poco duro. Hay una lectura romántica y esencialista de ciertos indigenistas. Estas visiones de un mundo indígena con su propia cosmovisión, radicalmente opuesta a occidente, son típicas de indigenistas de último momento o fuertemente vinculados a ONG, lo cual no quita que existan lógicas organizativas, económicas y políticas diferenciadas. Enel fondo, todos quieren ser modernos. Los sublevados de Felipe Quispe, en 2000, pedían tractores e Internet. Esto no implica el abandono de suslógicas organizativas, y se ve en las prácticas económicas indígenas. El desarrollo empresarial indígena tiene una lógica muyflexible. Le apuesta a la acumulación pero nunca lo arriesga todo en la acumulación. Primero trabajo solo, con mi entorno familiar, núcleo básicoúltimo e irreductible; me va bien, contrato personas y sigo trabajando; me va muy bien, contrato más personas y dejo de trabajar. Me va mal, vuelvoal segundo piso, me va muy mal, vuelvo al mundo familiar donde soporto todo. Nunca se acaba de romper con la lógica familiar… Quieren modernizarsepero lo hacen a su manera. Pueden exportar, globalizarse, pero el núcleo familiar sigue siendo la reserva última, que es capaz de sobrevivir apan y agua. Cuando crece la actividad económica a 10, 15 trabajadores, en lugar de avanzar a 30 o 40, 50, paran, surge otra empresita, del hijo, delcuñado, hay una lógica de no apostarle nunca a una sola cosa. Es distinto a una acumulación más racional weberiana, con economías de escala, másinnovación tecnológica. En este caso, la familia nunca es el sustento último de la actividad productiva, es un sustento de los vínculos, de las redes, demercados, de lógicas matrimoniales… Hay una lógica propia del mundo indígena pero no es una lógica antagonizada, separada, con la lógica “occidental”.Quienes han participado de los últimos movimientos fácilmente se dan cuenta de eso.